Mi familia siempre tuvo una huerta, a veces más pequeña y otras más grande. Recuerdo que cada vez que íba a hacer una sopa, mi mamá me enviaba a buscar "la verdurita" a la huerta del abuelo y de ahí sacaba desde la cebolla de verdeo hasta la papa pasando por las zanahorias y los zapallitos. ¡Qué rica resultaba esa sopa con las verduras recién cosechadas!.
En mi casa hemos tenido una que otra planta de tomate, de calabaza o de arvejas cuando hice la experiencia con los chicos que hoy están en 6to. pero nunca una huerta más completa. Este año, como teníamos más tiempo para hacer cosas en familia, pusimos manos a la obra y a fines de abril comenzamos una en nuestro patio.
Como había llegado a nuestras vida una perrita tuvimos que cercar todo. Algunas semillas las sembramos en macetas para que ella tuviera lugar para andar. Pero no es una buena combinación una huerta en crecimiento y una cachorrita juguetona, siempre anda por ahí hociqueando todo. Si miran con atención podrán encontrarla.
Fines de abril
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Cerca realizada con madera de tarimas
Fines de mayo
 
 
Sembramos habas, arvejas, rabanitos, remolacha, cebolla, puerro,
perejil, espinaca, acelga, papas, lechuga.
Trasplantamos cebollas, una planta de tomate, albahaca, orégano.
Seño Paula Galarza
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